martes, 16 de noviembre de 2010

Espíritu irlandés en el corazón de Manhattan

Una antigua cervecería irlandesa en el corazón de Manhattan, cerca de la Tercera Avenida. Un lugar que huele a tradición, donde se respira cerveza y donde aún se puede vivir un ambiente de otro tiempo. Un jueves cualquiera (es el día ideal para disfrutar de esta taberna y evitar las aglomeraciones y colas de viernes y sábados) uno entra en este local como si se introdujese en una máquina del tiempo que le llevase un siglo atrás. Un sitio donde si uno pide una cerveza le sirven dos (“dos para cada uno”, me insistía el camarero) por el módico precio de 4,5 dólares.

Si queréis tomar una copa no paséis por allí. Si buscáis glamour y lujo, absteneros. Si tenéis ganas de beberos una buena cerveza en un ambiente singular y único, éste es el lugar perfecto.

Evidentemente todo esto no es casual. Se trata de una de las tabernas más antiguas de Nueva York, ya que abrió sus puertas en 1854, todo un récord para una nación tan joven como la norteamericana. Por su vieja barra han desfilado personajes como John Lennon y Abraham Lincoln, y hasta 1970 no se permitió la entrada de mujeres en el local… y sólo se hizo por una sentencia de la Corte Suprema.

El fundador de la taberna fue John McSorley, un irlandés que llegó a Nueva York en 1851 en un barco procedente de Liverpool. Sólo tres años después abrió esta taberna con el nombre de “The Old House at Home”.

En 1882 una obra de teatro de Broadway ya hablaba de esta taberna y desde entonces ha aparecido en poemas, cuadros y hasta cómics. Durante un breve periodo de tiempo (entre 1905 y 1906) John McSorley probó a vender también todo tipo de licores… un experimento que duró poco. Borracheras demasiado repentinas y con mala salida.

En 1910 este héroe de los amantes de la cerveza fallecía en el piso de arriba de la taberna a los 83 años de edad y se hizo cargo de la misma su hijo Bill. Durante la prohibición de la venta de alcohol (1920-1933) el local no cerró y centró su negocio en la dispensación de “Near Beer”, es decir, cerveza sin alcohol… al menos en teoría.

Al terminar la prohibición muchos bares norteamericanos empezaron a admitir la presencia de mujeres, pero no McSorley, que seguía adelante con su filosofía: “Buena cerveza, cebollas crudas y no mujeres”. Curiosamente esta prohibición siguió vigente a pesar de que en 1939 pasó a ser propiedad de una mujer, Dorothy O’Connell, que se mantuvo fiel a la promesa que había hecho a su padre antes de que éste muriese. Así que ni siquiera podía entrar en su propio bar.

En 1970 finalmente la Corte Suprema y una orden municipal ordenaron que se abriesen las puertas a las mujeres, y así hasta hoy, cuando a pesar de todo sigue manteniendo un aire diferente al resto, como si de pronto el espíritu de la vieja Irlanda se abriera camino en el corazón de la Gran Manzana.

RECOMENDACIONES

-- Está en el número 15 de la calle siete, junto a la tercera avenida. Metro, Astor Place (línea 6)

--No acudir en viernes y sábado, porque se forman grandes colas en sus puertas

--En su interior no hay más música que la que cantan sus clientes

--Altamente recomendable

www.mcsorleysnewyork.com